El ciclismo es uno de los deportes más saludables, además de una de las mejores alternativas para sustituir los medios de transporte más contaminantes el día de mañana. Puede que, aunque las bicicletas sean un medio de transporte ecológico y ayuden a mejorar la salud, algunas personas se pregunten si realmente vale la pena hacer el esfuerzo y comenzar a pedalear. Aunque solo sea por cuestiones de salud, el ciclismo tiene grandes beneficios para el organismo, entre los cuales destacan nueve por encima del resto.

Ayuda a perder peso: el sobrepeso es uno de los factores de riesgo más dañinos para la salud cardiovascular. Pedalear dos o tres veces por semana favorece la quema de grasa y acelera el metabolismo, ayudando a adelgazar incluso cuando no se está encima de la bicicleta.

Mejora la salud cardiovascular: el ciclismo es uno de los deportes con mayores beneficios para el corazón. Montar en bicicleta de forma regular reduce el riesgo de infarto en un 50%, mejora la tensión arterial, reduce el nivel de LDL (colesterol malo) en la sangre y pone en forma los vasos sanguíneos.

Mejora la salud de las articulaciones: a diferencia de otros deportes como correr, montar en bicicleta no produce impactos en las articulaciones. Prácticamente el 80% del peso del cuerpo recae sobre el sillín, liberando el resto de articulaciones de carga y, por tanto, mejorando el funcionamiento de las mismas gracias a un movimiento continuo y controlado.

Aumenta la capacidad pulmonar además del sistema cardiovascular, los pulmones son otro de los órganos enormemente beneficiados por la práctica del ciclismo. Gracias a la bicicleta, se aumenta la capacidad pulmonar y el nivel de oxígeno en la sangre, lo que se traduce en una mejor respiración en todo tipo de circunstancias, con menor sensación de ahogo en los momentos de gran esfuerzo o incluso en etapas puntuales de enfermedad.

Reduce el dolor de espalda: el dolor de espalda en uno de los más frecuentes en miles y miles de personas que no encuentran en la medicina una solución a su problema. Montar en bicicleta a una intensidad suave ayuda a ejercitar unos pequeños músculos de las vértebras dorsales al hacerlos trabajar constantemente durante la acción de pedaleo. Estos músculos son muy difíciles de ejercitar en cualquier otro deporte.

Mejora la función sexual: la sexualidad de las personas va mucho más allá de ser un tema tabú o relacionado con cuestiones pornográficas y similares. Se trata del único medio del ser humano para reproducirse y, por tanto, para prevalecer en el planeta, además de una de las funciones más placenteras para el organismo. La bicicleta favorece la circulación sanguínea en los órganos reproductores y estimula el apetito sexual tanto en hombres como mujeres, sin distinción.

Ayuda a dormir mejor: nada hay más placentero después de un día de trabajo que tumbarse en la cama y dormir a pierna suelta. En el lado opuesto de la balanza, dormir mal solo trae más problemas y una acumulación de cansancio que, con el paso de los días, puede terminar favoreciendo la aparición de problemas tanto físicos como mentales. Practicar ciclismo de forma regular estabiliza el ritmo biológico del organismo, reduce los niveles de cortisol en sangre (la hormona responsable del estrés) y mejora la calidad del sueño.

Previene los contagios por Covid-19: aunque la bicicleta en sí no es ningún sistema de protección frente a la pandemia actual de la Covid-19, sí que puede ayudar a reducir el número de contagios. Moverse en bicicleta por la ciudad o desplazarse al trabajo dándole a los pedales evita tener que usar el transporte público y, con ello, las aglomeraciones de gente en hora punta. Y gracias a las bicicletas eléctricas, las distancias largas o con mucho desnivel ya han dejado de ser una excusa.

PRODUCE FELICIDAD: encontrar la felicidad es algo perfectamente plausible que tiene mucho que ver con la segregación de endorfinas, más conocidas como las hormonas de la felicidad. Las endorfinas pueden ser hasta 20 veces más potentes que cualquier medicamento presente en farmacias, y montar en bicicleta produce un aumento de su nivel acompañado de una reducción del dolor en las fibras nerviosas, una reducción de la presión sanguínea y una maravillosa sensación de calma y felicidad, entre otros factores.